Cálculos renales, ¿por qué aparecen y cómo evitarlos?

Los cálculos renales son depósitos duros hechos de minerales y sales. Estos, o como también es común llamarlos, piedras en los riñones, litiasis renal o urolitiasis, son más frecuentes en personas de mediana y avanzada edad.

Gisselle Guzmán Fernández, nefróloga-internista de los Centros de Diagnóstico y Medicina Avanzada y de Conferencias Médicas y Telemedicina (Cedimat), señala que los cálculos están compuestos de minerales presentes en la orina que forman cristales. Cerca del 85 por ciento están formados de calcio y el resto de varias sustancias, que incluyen ácido úrico, cistina o estruvita.

Guzmán, comenta respecto al tamaño de los cálculos, que pueden formarse de diferentes dimensiones, están los que son tan pequeños que no es posible observarlos a simple vista, hasta los equivalentes al tamaño de una perla.
La médica añade que la formación de cálculos ocurre cuando el material normalmente soluble (calcio, oxalato) sobresatura la orina y comienza el proceso de formación de cristales (cristal de oxalato de calcio). No obstante, puntualiza que existen diferentes teorías con respecto a la composición de estos.

En cuanto a la presentación clínica, “muchos pacientes pueden ser diagnosticados con nefrolitiasis asintomática cuando se realizan un examen de imagen de abdomen para otros fines.

Esta fase es más probable que persista en aquellos que nunca han tenido un episodio clínico de cólico renal.

Un estudio de 107 pacientes con cálculos que no produjeron síntomas, encontró que casi el 70 por ciento permaneció libre de las manifestaciones durante los 31 meses de seguimiento, indica Guzmán.

El síntoma más común
La experta dice que otros pacientes, sin embargo, no reaccionan igual. El dolor es el síntoma más común y varía desde uno leve hasta un malestar tan intenso que requiere analgésicos endovenosos.

El lugar de la obstrucción determina la ubicación de la molestia, por ejemplo, el uréter superior provoca dolor en el flanco, mientras que en la obstrucción del inferior puede irradiarse al testículo o al labio ipsilateral. Estos episodios intensos suelen durar de 20 a 60 minutos.

Se cree que se debe principalmente a la obstrucción urinaria con distensión de la cápsula renal.

También es posible que se presente sangre que puede ser visible o solo evidente en el examen de orina. Otros síntomas que se observan comúnmente incluyen náuseas, vómitos, dolor al momento de la micción y urgencia urinaria, refiere la nefróloga-internista.

Diagnóstico
Si el médico sospecha de la presencia de un cálculo renal, es posible que indique pruebas y procedimientos diagnóstico, pues este no solo se puede auxiliar en el relato de los signos y síntomas antes mencionados, también en la realización de un examen de orina, en el que se evidencia presencia de sangre y/o leucocitos. Son vitales también la realización de imágenes, que pueden ir desde una radiografía, una ecografía, hasta una tomografía abdominal y pélvica, siendo la última más específica, pero estando contraindicada en episodios como el embarazo.

Tratamiento
El manejo agudo de la litiasis renal implica una muy buena hidratación, garantizando un volumen urinario y analgesia adecuada. Factores como la ingesta de agua son esenciales, recomendándose de dos a tres litros diario, así como una dieta baja en sal y con moderado consumo de proteínas de origen animal. También es vital disminuir los alimentos con alto contenido de oxalato (remolacha, espinacas, las batatas, los frutos secos, el té, el chocolate, la pimienta negra y los productos de soja).

Asimismo, se debe evitar el uso indiscriminado de suplementos de vitamina C y D, sin indicaciones médicas, puesto que pueden aumentar estos compuestos en la orina, respectivamente.

La nefróloga-internista manifiesta que contrario a lo que se piensa regularmente, la ingesta de calcio a través de la dieta no está contraindicada bajo el contexto de litiasis renal.

En las cantidades correctas, este puede bloquear otras sustancias en el tubo digestivo que causan piedras. Lo recomendable es obtenerlo de alimentos con bajo contenido de oxalato y de origen vegetal, como los jugos, cereales y panes enriquecidos con calcio, algunos tipos de vegetales y de frijoles.

En otro orden, la médica afirma que se debe tener claro, que, pese a las recomendaciones dadas anteriormente, para evitar la formación de novo y/o recurrencias de cálculos renales, respecto a los que ya están formados, el manejo dependerá directamente del tamaño y la ubicación; los más pequeños y distales tienen más probabilidades de pasar sin intervención.

Sin embargo, los que tienen un tamaño mayor a 10 mm generalmente requieren intervención y deben ser derivados a urología para su manejo.

Mientras que los cálculos >5 y =10 mm implican un manejo farmacológico, dando un plazo máximo de cuatro semanas para facilitar la expulsión de los mismos. En el caso de las piedras =5 mm, por lo general, no requieren un tratamiento específico; la mayoría pasará espontáneamente.

Es importante buscar ayuda de un especialista
Debe buscar atención médica inmediata ante la sospecha de cálculos renales y la presentación de los siguientes síntomas:

Dolor severo en la espalda o el costado que no desaparece, sangre en la orina, fiebre y escalofríos, vómitos, orina que huele mal o luce turbia y sensación de ardor al orinar.

En ese mismo tenor, debe ser referido a nefrología para investigación exhaustiva, todo aquel individuo con cálculos recurrentes, historia familiar de formación, o asociados a infecciones, o a alteración de la función renal.

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