Arrabal se extiende en la Duarte, José Martí, 27 Febrero

Aunque es evidente la transformación de la emblemática Duarte con París, en la capital dominicana, el proceso de arrabalización se extiende en todos sus alrededores con cientos de casetas destartaladas, ropas usadas, cocinas, víveres, vegetales y otras mercancías.

Parecería como si el mal que caracterizó la citada intersección se trasladara ahora hacia el norte de la avenida Duarte, José Martí y calles adyacentes, donde ocupan gran parte de los carriles de las vías y de las aceras, dejando sin espacio al peatón para caminar y reduciendo las vías al tránsito vehicular.

La José Martí, a partir de la calle Caracas, próximo al parque Enriquillo hasta la París, se llena de casetas de madera vieja y cartón, sobre las aceras y parte de los carriles para autos, donde se exhiben desde prendas de vestir hasta productos agropecuarios.

Desde la calle José Martí con París hacia la Plazoleta La Trinitaria inicia la segunda parte de revitalización que ahora corresponde a la alcaldía del Distrito Nacional con una inversión superior a los RD$420 millones.

Sin embargo, lo que fue históricamente símbolo de arrabalización y desorden, en la Duarte con París, se observa ahora con mayor fuerza en la José Martí, entre la avenida 27 de Febrero y Baltasar Álvarez, en el Mejoramiento Social.

En este espacio espanta por el hacinamiento con casetas pegadas una de otra, cubiertas por cartones y rodeada de basura que los propios vendedores y tiendas generan, así como de aguas residuales. Llegar de repente a ese punto genera temor de inmediato, ya que tratar de penetrar por las aceras es como caer en una trampa. A partir de este punto y hasta la Federico Velázquez las importadoras se apoderan de los espacios públicos, aceras y parte de la José Martí, un mal que crece hacia las calles que cruzan perpendicularmente.

Lo propio ya ocurre también en el tramo de la avenida 27 de Febrero, desde la Escuela República de Perú hasta la avenida Duarte. En este último punto el hacinamiento y el desorden no tiene límites pero es el mismo que se desprende desde La París y que se extiende más allá de la Federico Velázquez.

En todo este tramo las casetas destartaladas con mercancías de toda índole, cocinas improvisadas y exhibidores de prendas de vestir es el panorama que identifica la zona, donde los espacios públicos ya son privados: tanto las aceras como parte de las vías de la Duarte.

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