Villa Altagracia explora potencial turístico, sobre lo comercial, de la batata asada

La jornada laboral inicia antes de que el sol se asome en el horizonte. Los vendedores ambulantes encienden los hornos con no menos de 100 libras de batatas en su interior, tapan con una hojalata de zinc el fogón improvisado y encienden la leña. Comienza la faena.

A fuego lento, durante aproximadamente tres horas, el rubro agrícola es cocinado para ofrecerlo en el tramo de la autopista Duarte que rodea a Villa Altagracia. El vendedor se cubre de los rayos de sol debajo de un kiosco construido de palos secos y tejas metálicas. Las gotas de sudor corren por su frente mientras pregunta “¿Cuántas quieres?”.

Un viajero sonriente y con el estómago rugiendo compra una libra de batata asada por RD$60, mientras en el puesto de venta se desprende un leve humo mientras el paladar degusta la masa dulce y recién salida del horno.

La venta de batata asada sirve de sustento a 150 familias aledañas a Pedro Brand y Villa Altagracia. La comercialización del tubérculo es un paliativo al desempleo, mientras que la cantidad de comerciantes depende de la cosecha.

Es el caso de Miguel Pérez, vendedor desde 2020. Explica que desarrolló una enfermedad auditiva, lo que causó el despido de su trabajo formal.

“Duré un tiempo desempleado y tenía que pagar la deuda de RD$40,000 para la compra del aparato auditivo, entonces comencé a vender batata”, expresa. Según su testimonio, sus ganancias oscilan entre RD$1,000 y RD$2,000 diarios, monto que ayuda para el sustento de su familia.

La venta de batata asada es catalogada como un “trabajo temporal” debido a la oferta y demanda de los turistas. | Lésther Álvarez
Para el alcalde de Villa Altagracia, José Méndez, la batata asada es un plato símbolo del kilómetro 40. “Cuando vienen los turistas a comprar el producto nosotros recomendamos acompañarla con chicharrón, café o leche, además de que esta compra alternativa dinamiza a otros negocios cercanos”, considera.

Ramona Pereyra, una negociante con 23 años de experiencia, comenta que el plato es famoso por los viajeros que van o viene desde el Cibao. “El 90% de mis clientes son turistas que van al Norte, ellos compran entre dos y cinco libras. El 10% son vecinos que van a la capital y pasan por aquí”, asegura.

Mientras que otros combinan la venta del producto agrícola con la comercialización de semillas de cajuil por RD$150. Es el caso de Luis Ángel, quien comenta que tiene ingresos semanales entre RD$1,000 y RD$2,000.

Retos
Los pequeños comerciantes consultados por elDinero pagan por el quintal de batata entre RD$2,400 y RD$2,700 en el Mercado Nuevo de Santo Domingo.

La venta de batata asada es catalogada como un “trabajo temporal” debido a la oferta y demanda de los turistas. En Semana Santa, festividades navideñas y feriados son fechas clave para aumentar los ingresos por la movilización de los dominicanos a los destinos turísticos.

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