Cientos de casas seguían ayer bajo las aguas del río Ozama en Santo Domingo Este y Norte, sin que sus habitantes recibieran ninguna ayuda.
En La Javilla y Ribera del Ozama, aunque el río comenzó a bajar su caudal, las aguas siguen dentro de las viviendas y los residentes continuaban en casas de vecinos y familiares que viven en lugares más seguros.
Jorge Luis Jiménez, en Ribera del Ozama, Santo Domingo Este, narra que el río se llevó su casa, dejándolo a la intemperie, sin ajuares ni ayuda oficial. Hasta ayer ni los Comedores Económicos habían ido al lugar.
“Mi casita se la llevó el río, dejándome sin nada, me siento destrozado, con una mano delante y otra detrás, porque ahora no encuentro qué hacer; por aquí no ha venido ninguna autoridad a auxiliarnos, dijo Jiménez, padre de tres.
Norma Encarnación, madre de cuatro hijos, intentaba regresar a su vivienda, pero estaba inundada. Se le dañaron colchones, ropas, estufa y nevera.
Señala que su casa está censada desde la gestión del expresidente Danilo Medina para ser desalojada, junto a decenas de vecinos, por la Unidad para la Readecuación de Barrios y Entornos (URBE), pero no sucede.
Considera que hace tiempo los habitantes de Ribera del Ozama debieron ser trasladados a lugares seguros, ya que se desenvuelven en total vulnerabilidad.
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“Cada vez que llueve nos estamos ahogando, ya los colchones y las camitas se dañaron, hemos estado amaneciendo en casa de una hermana que vive más arriba porque aquí no se puede estar”, dijo. Mostró a su hija más pequeña, que no ha podido dormir con una fuerte gripe y una alergia fruto de la humedad.
Juan Bautista de Los Santos, también estaba fuera de su casa con los pocos ajuares subidos en camas porque el agua estaba dentro. Su casa también está censada para ser desalojada desde el gobierno pasado.
En Los Coordinadores de Sabana Perdida, en Santo Domingo Norte, la situación es todavía peor: las aguas sucias del Ozama no ceden y las casas se observan copadas de agua por la mitad.
Luz María de la Cruz, quien tiene un pequeño colmado, perdió prácticamente todas sus mercancías porque el Ozama penetró y dañó todo lo que encontró.
Para salvarse junto a su familia se alojó en una segunda planta de la casa y no bajó hasta ayer, aunque de nuevo el río comenzaba a subir cerca del mediodía.
Félix Alcántara (Marino) ni siquiera alcanzaba a observar su casa porque era imposible acercarse debido a la cantidad de agua que todavía llevaba el río. Lamentó que a Los Coordinadores hasta ayer no habían llegado las raciones alimentarias que anunció el gobierno, a pesar de las necesidades que confrontan luego de las inundaciones.
Desde hace el viernes amanece en un carro en una calle cercana, porque no hay forma de llegar a su hogar mientras siga bajo la influencia del Ozama.
Juan Tomás Mueses, lamenta que las ayudas del gobierno no lleguen hasta los verdaderos damnificados, mientras escuchan que estas se quedan donde no las necesitan porque no hay damnificados.
