Por Jacobo Colón
Decenas de millones se van al Distrito Nacional en publicidad y los periodistas y comunicadores de Santo Domingo Este se quedan con las manos vacías
Una de las actuaciones que más revela el pensamiento de los que gobiernan una ciudad es el destino que le dan al dinero de los munícipes.
Y en Santo Domingo Este, el alcalde Dio Astacio está dando una lección magistral de desvergüenza con cada peso que transfiere a medios de comunicación del Distrito Nacional mientras su municipio se ahoga en necesidades básicas.
Porque no es un rumor, no es una sospecha; es un hecho documentado e incontrovertible que el alcalde paga más de 25 millones un millón de pesos a medios de comunicación radicados en la capital.
25 millones de pesos que podrían contratar a decenas de medios locales.
Esa cuantiosa suma, en vez de quedarse circulando en Santo Domingo Este, termina en supermercados de Naco, restaurantes de Piantini, tiendas de ropa de la Churchill y discotecas de la Zona Colonial.
Eso no lo haría ninguna gestión que se considere revestida de honestidad.
Cuando los munícipes pagan sus arbitrios, cuando pagan el letrero de su colmado, cuando honran su compromiso por recogida de basura, está poniendo su confianza en que ese dinero regrese a su comunidad en forma de mejores calles, parques dignos, apoyo a emprendedores locales, empleo para comunicadores de su propio municipio.
Pero el mensaje que recibe de su alcalde es irritante; «Tu dinero vale más gastado en el Distrito Nacional que en Santo Domingo Este».
Imagínese por un momento lo que significarían 100 millones de pesos anuales que se fugan hacia el Distrito Nacional si se quedaran aquí.
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El colmadero de Invivienda que recibiría más ingresos porque su vecino comunicador tiene una publicidad que le paga la Alcaldía.
La pizzería de Los Mameyes contrataría dos repartidores más.
El zapatero de la Avenida Venezuela que podría mandar a sus hijos a una escuela privada.
La joven comunicadora de San Isidro tendría su primer sueldo digno sin tener que mudarse a la capital.
Los choferes, panaderos, vendedores ambulantes, motoristas, farmacias o heladerías venderían más porque la inversión municipal se hace en el municipio.
¡Eso es sentido de pertenencia!
Eso es amor por los suyos.
Eso es pensar en el bien común de los munícipes de Santo Domingo Este.
Pero los compromisos contraídos por el Alcalde Dio Astacio parece que están por encima del bien común.
El alcalde prefiere que ese dinero fortalezca la economía de otro municipio.
Prefiere que los empleados de los medios capitalinos cobren sueldos jugosos mientras los periodistas de Santo Domingo Este siguen sobreviviendo con migajas.
Prefiere aparecer en programas de audiencia nacional, aunque eso signifique traicionar a los que lo llevaron al poder.
Y lo peor no es el dinero que se va.
Lo peor es el mensaje que queda: «Santo Domingo Este NO merece lo mejor»
Porque si el alcalde realmente creyera que este municipio vale la pena, si realmente sintiera orgullo por sus calles, por su gente, por su potencial, el primer peso de publicidad iría a un medio local.
Aunque tenga menos audiencia o no sea «prestigioso».
Porque la dignidad de un pueblo no se mide por ratings, se mide por la lealtad de sus líderes.
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Decir que se mide por si sus líderes están dispuestos a invertir en su propia gente.
Decir «yo amo a Santo Domingo Este» mientras le das la espalda económicamente a su municipio es la forma más refinada de hipocresía.
Es sonreír en la foto con el munícipe mientras le metes la mano en el bolsillo para dárselo a otro.
Y para que los que todavía defienden a capa y espada las malas acciones del alcalde, esos que todavía tienen buenas intenciones, los invito a visitar el portal de publicidad o solicitar mediante la ley 200-04 la publicidad que otorga el alcalde.
Se sorprenderán al darse cuenta que el 95% de los recursos destinados a publicidad son para medios de comunicación del Distrito Nacional, solo un 5% reciben de limosnas algunos comunicadores que se prestan como indigentes para justificar la acción de un alcalde que los desconsidera.
¿Y dónde están los concejales del Municipio que no reclaman ni dicen nada?
Esperando los bonos navideños que les entregará el alcalde en los próximos días.
Los ciudadanos de Santo Domingo Este no merecemos discursos bonitos. Merecemos que el dinero que pagamos con tanto sacrificio se quede aquí, generando empleo aquí, circulando aquí, dignificando aquí.
Hasta que el alcalde Dio Astacio no entienda que su obligación moral es proteger la economía local antes que su imagen nacional, todo su discurso de «transformación» seguirá siendo una burla cruel.
Porque el verdadero cambio de Santo Domingo Este no empieza en los estudios de televisión del Distrito Nacional.
Empieza cuando el dinero del Municipio se queda en Santo Domingo Este.
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