
La noche del 7 de agosto de 2022, Benly López y su familia celebraban en la galería de la casa el cumpleaños de la abuela de su pareja. A las 10:00, cuatro hombres llegaron en motocicletas y armas en mano. Gritaron ¡Esto es un asalto! le arrebataron el teléfono y en la huida lo balearon en la pierna derecha. Ese día empezó su tránsito por la vía dolorosa. Ocurrió en el ensanche Isabelita, Santo Domingo Este.
La agresión lo sacó de la vida productiva a los 40 años y con dos niños. El disparo afectó la arteria puplítea, que lleva sangre de la rodilla al corazón. Le extirparon los dedos por gangrena y después parte de la extremidad.
Requiere colaboración para costear el tratamiento y así evitar los dolores provocados por la falta de circulación. Esto incluye medicamentos, vendas y una dieta balanceada que le ayude a mantener el peso, porque engordar le agrava las complicaciones.
Los que deseen aportar a esta causa, pueden hacerlo en la cuenta de ahorro 9608267622, del Banco de Reservas, a nombre de Benly López, cédula 001-1543504-2 o contactarlo al teléfono 829-619-2039.
Narra que sus arterias están secas y que para tratar de salvar el miembro baleado le extendieron una desde los testículos, lo que le provoca hinchazón y terible sufrimiento.
Postrado en cama no puede siquera utilizar protesis, por la cantidad de masa perdida y por el dolor y los calambres que todavían persisten. El malestar alcanza la cabeza, en forma de fuerte cefalea.
López indica que para cubrir el alto costo de las operaciones, la familia quedó endeudada.
“Es difícil estar en esta situación, porque siempre he sido un hombre de trabajo pero confío en que Dios tocará almas. Estoy en un estado precario, con muchas necesidades, con una casa que mantener y mi pareja de 21 años diagnosticada con epilepsia”, exclama.
Cuando le dispararon, sufrió un mareo y duró días inconsciente en el hospital Darío Contreras. Al despertar tuvo que enfrentar su nueva verdad, la que lo acompaña desde hace tres años.
“Hace poco llovía en la noche y escuché a mi hija gritar, olvidé mi situación y cuando me paré pensé que era normal, quise correr…no pude. Luego tuvieron que sacarme al Darío porque me di un golpe muy duro. No tener la capacidad para hacer las cosas de antes, me llenó de impotencia”, expone.