Los habitantes de Río de Janeiro recuperaron este miércoles decenas de muertos tras la megaoperación policial lanzada en la víspera contra el Comando Vermelho, una de las mayores bandas de narcotraficantes de Brasil.
El balance de fallecidos llega a 132, según cifras de la Defensoría Pública, una institución pública que recopiló los datos en los institutos forenses y en el lugar de los hechos, aunque el Gobierno regional solo ha confirmado 119 hasta ahora.
Entre los fallecidos hay cuatro policías y el resto, según las autoridades, son sospechosos de integrar la banda armada que presentaron resistencia.
La operación se desarrolló el martes en los conjuntos de favelas de Penha y Alemão, una zona empobrecida en la que viven 200.000 personas, y los enfrentamientos se extendieron a una zona boscosa en los cerros que bordean estas barriadas.
Esos bosques amanecieron este miércoles plagados de cadáveres tiroteados.
Los cuerpos fueron depositados a primera hora de la mañana en una hilera de al menos 50 personas, tendidas lado a lado, en la plaza São Lucas, en Penha, a la vista de los familiares, curiosos y unos pocos periodistas.
Los furgones del servicio forense se fueron llevando los fallecidos poco a poco.
Rayune Diaz Ferreira, una de las habitantes de la comunidad, está en la búsqueda de su primo, e indignada por una operación policial sin precedentes.
«El Estado nos abandonó hace mucho tiempo y nos ha abandonado de nuevo. En esta masacre somos los residentes quienes cargamos con los cuerpos. Dejaron los cuerpos allí, en el bosque, y los residentes pasaron toda la noche, sin dormir ni comer, buscando y cargando cadáveres sin cesar», dijo a EFE.
Críticas a la operación
La Oficina de la ONU para los Derechos Humanos dijo sentirse «horrorizada» por la operación. El alto comisionado Volker Türk urgió a que se conduzcan investigaciones sobre las muertes y recordó a las autoridades brasileñas «sus obligaciones ante el derecho internacional».
No obstante, el gobernador del estado de Río de Janeiro, Cláudio Castro, responsable político de la intervención, dijo que fue un «éxito».
